domingo, 5 de mayo de 2013

ADIOS A UN AMIGO



 
Al pino  que no llegó a centenario,
pino gallardo,  esbelto, soberbio,
pino  que soñaba  hender  a las estrellas con  su copa,
copas donde  anidarían las águilas.
Asombro de caminantes,  referencia, sueño de bosques.
No ha sido abatido por  un vendaval, ni por un rayo,
No ha  temido a los truenos,  ni a los relámpagos.
Señor del huerto.
El leñador, con su afilada hacha,  ha segado  tu vida.  Envidia de picudo.
Llanto, dolor, oprobio desdicha.
¿A dónde has ido, que no veo  desde mi ventana tu gentil figura?
¿A quién cantará  Machado?
Acaso convertido  en leña, ardas  en chimenea, o  mesa de un bar.  
Acaso seas  vómito de borrachos, tertulia de barberos.

A tu través, se adivinaba la sierra, el Cerro del caballo.
La Rinconada, nacimiento, manar del bravío Torrente.
El Cerro de Acequias, parada para subir a la luna en los veranos.
Plunes y los almendros, donde se cosechan collejas.
Arcadio,  huérfano,  tu ausencia llora.
¿Sucesos  extraños anublan  el camino?
¿Dónde merendará el mirlo  su  ración de procesionarias?
Y los gorriones, ¿dónde debatirán  sus cuitas?

Ahora, perdida tu vista, quiero  cantar a tu figura.
Un canto que será llanto de sapo o lagartija
¿Dónde estás, pino, que miro y no te veo?
Recuerdo tu llegada, procedías de Fiñana.
Creciste  y asustaste  a los remisos.
Demasiada altura para un lugar de enanos.

Han desaparecido,  en otros lugares,
los olmos centenarios,
y la  acacia de ramas retorcidas,
La bella  Puerta de la Iglesia, como el huerto,
nota  estas ausencias .
Como  a  la primavera,  esperamos  
luz, árboles, rosas, perfumes  y silencios.

Mes de Febrero, año de oprobios,  2.o13
©Dionisio Carrillo  Robles